La violencia de género es, tristemente, motivo de noticias constantes en diferentes medios de comunicación. Noticias de amenazas y muertes, son actualidad de manera recurrente. Además, existe un nuevo resurgir de este tipo de violencia entre los más jóvenes. Claramente, se trata de una lacra, un problema social que cuestiona si somos realmente una sociedad moderna y civilizada.
Existe violencia de género tanto masculina como femenina, aunque las estadísticas parecen indicar que en el caso de las mujeres derivan en un número de muertes inimaginable.
La prevención de la violencia de género es un factor clave, donde la educación a edades muy tempranas es fundamental. Es necesario erradicar conceptos equivocados y ofrecer alternativas de comportamiento y sobre todo, transmitir la idea clave: tolerancia cero, no sólo ante maltrato físico sino también ante amenazas y otras formas de maltrato o violencia de género como son: maltrato económico, psicológico o sexual.
Pero más allá de lo expuesto, es necesario reflexionar y entender que toda persona tiene el derecho a protegerse y desde luego, a poder responder adecuadamente ante una agresión. Al ver las noticias, es fácil entender, que el no saber hacer eso, podría suponer la diferencia entre vivir o morir. Este artículo tiene como objetivo hablar de estos aspectos.
Cuando una mujer sufre violencia de género y decide dar el paso de acudir a una Asociación buscando apoyo y asesoramiento, habitualmente se encuentra hablando con profesionales que nunca han sufrido maltrato y con conocimientos teóricos. Estos expertos tratan de asesorar y hacer bien su trabajo, siempre animando a resolver los problemas por medios ya imposibles en ese momento, como por ejemplo el diálogo. La Ley tampoco ayuda demasiado. Las penas de cárcel incluso ante los maltratos más graves, son ridículas y además no se cumplen de manera completa por buen comportamiento u otros muchos atenuantes que, poco a poco, rebajan la pena hasta que el agresor sale pronto y sin siquiera pasar por una evaluación psicológica profunda que descubra ese odio o rencor ante la denuncia que le ha llevado a esa situación y que en muchos casos se materializa en un posterior asesinato.
Si investigamos el resultado de muchos juicios, llegamos a concluir que la Ley tampoco ayuda cuando alguien quiere defenderse de una agresión, respondiendo adecuadamente en base a unos conocimientos marciales adquiridos, pues establece amplios límites a lo que se considera defensa personal y lo que no, impidiendo poder defenderse contundentemente de un agresor. La cosa aún se complica más, porque casi el 100% de las agresiones de género ocurren en la intimidad del hogar, es decir sin testigos que puedan certificar que es legítima defensa.
Las barreras legales no acaban ahí y se diferencia lo que es un intento de agresión o una agresión consumada, es decir, que en principio, si detenemos un ataque y respondemos con un golpe, nosotros pasamos a ser el agresor y no la victima ya que no hemos recibido una agresión real previa, dándose una situación dantesca que roza el absurdo. Adicionalmente, si por casualidad se puede probar que la víctima (ahora agresora) está federada en algún arte marcial y el agresor no lo está, los jueces pueden entender que existe un “abuso de posición superior” ya que la consideran “arma” en sí misma. Muchas mujeres son imputadas o acusadas como agresoras sólo por defenderse respondiendo con violencia ante la violencia y esto es lo que lleva a muchos profesionales a desaconsejar el prepararse marcialmente, para afrontar con un alto porcentaje de éxito una agresión, pero repetimos que más allá de todo esto, nuestra preparación previa puede suponer vivir o morir. Sobre esta cuestión existe mucho debate social, pero las Leyes son las que son y aplican no sólo a la violencia de género sino también a multitud de situaciones donde es necesario aplicar una defensa personal.
En WIOK creemos que el poder defenderte, no sólo es un derecho sino una necesidad para proteger tu integridad física y tu vida. Disponemos de unas pautas específicas, que se ajustan a las Leyes actuales, enfocadas a ofrecer respuestas correctas ante una situación de violencia. La base de todas esas pautas es conocer la Ley para saber qué hacer en estas situaciones, tanto psicológica como físicamente. En todo caso, desde aquí te aconsejamos que te prepares adecuadamente para responder a la violencia de género y a la violencia real, utilizando lo que llamamos defensa personal real. Es necesario que conozcas qué opciones existen, con sus ventajas y desventajas.
Nuestro próximo artículo en el Blog: Defensa Personal real. No te lo pierdas
Desde mi punto de vista el optar por un entrenamiento marcial va más allá de un efrentamiento físico contra un agresor, la sociedad en la que vivimos promueve un antiquisimo tipo de opresión, el miedo. Para cualquier persona (pero sobre todo para una mujer en una sociedad patriarcal) caminar sola por una calle poco transitada puede convertirse en un odisea de vulnerabilidad. Las situaciones pueden ser muy diversas de la misma forma que sus consecuencias, pero vencer el miedo de cada dia es un objetivo siempre a valorar.
Completamente acertado tu comentario y ese es el mensaje de fondo: poder protegernos pero no solo fisicamente sino mentalmente. El entrenamiento de un Arte Marcial enfocado a la realidad nos aporta ese extra de seguridad y confianza, no para ser agresivos, sino todo lo contrario. Esa fortaleza va en aumento exponencialmente con nuetra progresion y poco a poco, la aplicamos en el dia a dia ante otro tipo de situaciones de presion o problemas graves y es ahi donde todo encaja. La mayoria (espero y deseo que todos), nunca pelearemos, en parte porque finalmente nuestro entrenamiento es precisamente para eso: no pelear. Este tipo de asuntos filosoficos, son aspectos a tratar en proximos articulos, porque son los grandes olvidados en una sociedad cada dia as superficial
Evidentemente el tema de la violencia de género es muy delicado.
Me parece necesario que se exponga y se hable, ya que hasta hace no tantos años era un tema tabú, y eran situaciones que se sufrían en silencio. Y se justificaban como «cosas que había que aguantar» intrínsecas al matrimonio…
Otro tema que se deriva de esto es la legislación española, que como bien dices el agresor pasa a ser víctima a la mínima… En fin.
Otro gallo cantaría si las victimas supieran/pudieran defenderse. Y no hablo de contraviolencia física, sino que el contar con las herramientas para defendernos nos da mayor autoconfianza para afrontar momentos difíciles y solucionar ciertos conflictos.
Espero que quede expuesta mi postura. Un abrazo!
Muchas gracias por tu opinion. La verdad es que es un tema delicado pero necesario tratar. Este sera el primero de una serie de articulos referidos a la Defensa Personal REAL, la cual es necesaria para este tipo de situaciones violentas y otras muchas que se dan por diversos motivos. La Ley hay que conocerla y respetarla, pero como dice el articulo, lo primero es defender nuestra vida e integridad fisica. Ademas, como bien dices, saber como defenderse nos aporta un extra de confianza que transmite una fuerza y seguridad a un potencial agresor logrando muchas veces detener la agresion incluso antes de que suceda
Me encanta el artículo!! Es bastante frustrante ver que ante una agresión siempre vamos a salir mal parados. Si no nos defendemos, malo, y si nos defendemos, quizás peor. Un sin sentido!! Saludos..
Asi es Daniel. Lo importante es conocer la realidad y prepararnos para estos problemas que ojala nunca nos ocurran pero que pueden suceder. Por otra parte, es importante prepararnos para la VIOLENCIA REAL y eso exige un Arte Marcial enfocada a la realidad y no un sistema lleno de reglas, limitantes y donde todo funciona si el agresor «colabora» o sigue el guion que hemos aprendido. En proximos articulos hablaremos de estos temas